15 marzo 2008

05 marzo 2008

SAN ROBERTO BELARMINO

Doctor de la Iglesia


Todo poder viene de Dios”, y consiguientemente también el poder civil.
Pero de una manera diferente el poder eclesiástico y pontificio.
No pudieron reivindicar el poder civil ningún ser humano con un título suficiente y determinado, ese poder reside inmediatamente en la multitud; y ella, no pudiendo
ejercerlo por sí misma, lo delega en sus representantes, de una manera
o de otra, de donde resulta el régimen correspondiente: monarquía, asistocracia, democracia. Aunque la autoridad misma es de derecho divino, la forma de gobierno
no lo es, puesto que no deja de ser variable, conforma al deseo de las sociedades mismas.
Muy distinto es lo que ocurre en la Iglesia, en la que la monarquía
es de derecho divino, y por lo tanto inmutable, siendo conferida la autoridad de manera inmediata a un solo hombre (Los laicos, lll; la Exención de los clérigos, l).